La sexualidad no es a histórica o un aspecto natural de nosotras/os, más bien es una construcción social y, como tal, afecta y se refleja continuamente en la vida diaria de mujeres y hombres. Pero esta construcción no es neutra, ni tampoco nace de consensos, sino que afecta a las mujeres de manera diferenciada de la de los varones, ya que para nosotras es algo que se nos impone de manera violenta y que nos asigna desde manos, ojos y voces masculinas, desde donde la “sexualidad femenina o de la mujer” no es más que una heterodesignación; entendiendo heterodesignación como una construcción de la sexualidad donde el sujeto de discurso es el varón. Y al serlo, la mujeres quedamos relegadas a la posición de objeto, no somos más que el agregado pasivo de una frase que busca dejarnos mudas. Y si alguna de nosotras no quiere resignarse a esta posición pasiva y heterodesignada, como estrategia de control, entre otras, lo que se hace es ubicarnos al otro extremo del discurso, ubicación también asignada desde el sujeto masculino, y es entonces cuando dejamos de ser mujeres buenas y pasamos a ser las locas, las putas, las cualquiera, las frustradas….
Por Macarena Trujillo Cristoffanini
Concedido por la autora
Macarena Trujillo Cristoffanini
Socióloga, Magíster en Género UCM.
Macarena Trujillo Cristoffanini
Socióloga, Magíster en Género UCM.
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